" La memoria es una copa de vino que se
eleva en el alba de los sueños.Es silencio que se escapa de los miedos a
la hora de la siesta.Es un río que se lleva a la nostalgia como
guía.Es dolor por las ausencias, a pesar que
los vientos descubren a los pueblos.Y estos, como secreto en retazos, guarda a
sus hijos predilectos"
Gloria Silvia Orellana / Redacción Diario Co Latino
La celebración del Vigésimo Octavo aniversario de la muerte martirial de Monseñor Óscar Arnulfo Romero, trajo la visita de Leonardo Boff, doctor en Teología, Filosofía, y uno de los más importantes representantes de la Teología de la Liberación. Nacido en Concordia, Brasil, ingresó a la Orden de los Frailes Menores Franciscanos en 1959.
Ahora, a sus 70 años, se encuentra retirado, lo que le ha permitido escribir más de 60 libros en áreas de teología, filosofía, antropología y mística.
Su aporte en la Teología de la Liberación fue motivada ante la indignación que le produjo la miseria y marginación de los pueblos, frente al discurso de la fe cristiana.Profesor de teología por más de 22 años, afirmó haber tenido el privilegio de conocer a Monseñor Óscar Arnulfo Romero, en una reunión del CELAM, en Puebla, México, donde narró que lo llamó aparte para pedirle ayuda para “hacer una teología de la vida, porque en mi país, la vida no vale nada”.
Diario Co Latino - ¿Por qué Monseñor Fernando Saénz, insiste cuando se habla de Monseñor Óscar Arnulfo Romero, que no debe politizarse ?
Leonardo Bolff (LB) – Porque normalmente la política de la iglesia institucional era política de derecha, y se componía del “status quo”, no se daban cuenta que era una política peor.Una política que pone como centralidad la vida amenazada, la justicia de los pobres, el rescate de la memoria de las culturas originarias, la dignidad de los seres humanos, y la sacralidad de la vida, esa para mí, es la política de Jesús, la política del Reino.
-Monseñor Romero evangelizó, pero para unos eso era política.
- LB – Para mí él no hizo política, hizo evangelización, esa es la política de Dios y uno tiene que hacerla, porque si no se hace, no estamos en la tradición de los apóstoles.
Cuando San Pablo visita a Pedro, para ver si estaba bien, y a ponerse de acuerdo, Pedro le preguntó ¿Y cómo tratás a los pobres?, esa es la esencia del evangelio pertenecer a los pobres.
Luchar por los pobres, es hacerlo por la vida… porque mueren antes del tiempo, su derecho a la salud, la vivienda, trabajo y su dignidad , es, a mi juicio, no hacer política, es hacer función pastoral de un Obispo en nombre del evangelio.
Es aquél que denuncia lo malo y anuncia lo bueno, que apoya a esos movimientos, que fortalecen los bienes del reino como la justicia, la compasión, la solidaridad y la centralidad de la vida.
- ¿Por qué entonces a 28 años de su muerte martirial aun no ha sido reconocido como Santo, por el Vaticano?
LB –Porque somos pobres, porque cuesta mucho el proceso de un Santo, entonces, América Latina tiene muchos santos, pero no canonizados, porque hay que pagar mucho por ese proceso.
Pero, creo que Monseñor Romero está canonizado en el corazón de su pueblo, porque todos los que articulan la fe cristiana, el discurso del mundo de la pobreza y la injusticia, que es de donde nace la liberación de él como un gran testigo.
Es un mártir, es una persona que tiene virtudes, santidad, que tiene una profunda irradiación de profunda verdad, bondad y tranquilidad de sentirse de la mano de Dios y no tener miedo de las amenazas de muerte.
Creo que pasado un tiempo dentro de 40 ó 50 años, después que todo haya pasado me pregunto ¿quiénes serán los referentes de la iglesia en América Latina?, será Romero, Angeleri, Elder Cámara, y tantos que han sido sacrificados.
Recordemos que hay muchos religiosos, laicos, catequistas, personas de las comunidades de base de los círculos bíblicos, que por el sencillo hecho de tener una Biblia en su casa fueron perseguidos, esos son los mártires anónimos, y es a todos ellos hay que rescatar su memoria, porque tuvieron la actitud correcta.
-¿Entonces los postulados de la Teología de la Liberación siguen vigentes, en este siglo?
La Teología de la Liberación nació escuchando el grito de los oprimidos, de los pobres económicamente, de los indígenas, de los negros, de las mujeres, eran muchos gritos de los rostros de la pobreza.
Y ocurre que esa pobreza no sólo sigue, sino que se ha profundizado a nivel del mundo. Hay un grito enorme de la humanidad, hay un escenario de sufrimiento, un inmenso vía crucis de la humanidad.
No solamente los pobres gritan ahora, gritan también la tierra, los animales, las plantas, ya que, también son oprimidos y mientras esos gritos siguen habrá siempre cristianos que lo escuchen y hagan el seguimiento de Jesús y Dios, vamos a actuar y vamos ayudar a esta gente para que haya más justicia y más esperanza de vida.
- ¿Y siempre serán señalados de un pensamiento político?
LB – Recordemos que Jesús fue un mártir, fue un perseguido, fue calumniado por sus propios hermanos, así que, la Teología de la Liberación, tendrá a mi juicio, actualidad y ahora mucho más, que la situación es más grave que cinco años atrás.
-¿Cómo vio usted a Monseñor Romero?
LB - Monseñor Romero vivió dos pasiones, una fue la pasión por Dios en su dimensión religiosa y la pasión por el pueblo, por los pobres. Y su única pasión, un amor entrañable que ama a los suyos hasta el final de su martirio.
-¿Es un mártir contemporáneo?
LB – Hay que entenderlo bien, normalmente se entiende como mártir aquella persona que da su vida y testimonio de una verdad religiosa, de una dogma, de una afirmación bíblica, y son los grandes mártires de la tradición cristiana que de cara a la persecución tomada de cara al cristianismo, preferían morir que sacrificar al emperador sus dioses.
El martirio tiene un significado más grande, no solamente mártir por la fe, sino también, en consecuencia a lo que la fe implica, que es justicia y amor, que es la única fe que salva, cuando es formada por el amor, y dado a aquellos que más lo necesitan.
Entonces Monseñor Romero vivió su dimensión profunda de pasión por Dios y por los pobres, como consecuencia de esa justicia que viene de la fe y la única que salva, dio testimonio de Jesús, que lo llevó hasta el final de su martirio.
Monseñor Romero derramó su sangre y dio su vida; para mí es un mártir de los valores de liberación que nace de la fe, de los pobres y así será siempre.
Un Santo que fue canonizado por todos nosotros.
* Fuentes: Diario Co Latino / Casa de Las Américas / AN / Google I. /