viernes, 1 de febrero de 2008

¡¡¡ SiLeNcIO !!!...JoN Lee AnDeRsOn HaBLa De CoLoMbIA...(MaEsTrO)

El maestro del periodismo, perfiles que sólo observa su mirada, está preparado para responder. Y responde sin tapujos y en el blanco del problema llamado Colombia.
El reportaje lo realizan los colegas de la revista Cambio, y no es para desperdiciar ni un sólo centímetro de tinta.
Antes sería importante compartir algunas perlitas del perfil de Jon Lee Anderson:

"...Jon Lee Anderson (California, USA, 1957) parece un aventurero de película. Capaz de vivir holgadamente con dos perfiles anuales de 50.000 palabras, su lema es de una obviedad de novela negra: “Chico, abre los ojos”.

Va por el mundo sin grabadora ni cuaderno de notas, dispuesto a escuchar y a preguntar mucho. Luego, en el calor del hotel, lo anota todo: reconstruye con amor a los detalles y a las escenas lo que le han contado, lo que ha visto, lo que ha intuido.

Lo hace con “exactitud y veracidad”. Como si estuviese escribiendo una sinfonía en los apretados caracteres de su portátil. Con este método, ha redondeado perfiles de García Márquez, Sadam Hussein o Hugo Chávez para el “The New Yorker” que se consideran piezas impecables, joyas del oficio de contar la vida que es el periodismo.

Jon Lee Anderson también es conocido por su monumental biografía del Che Guevara y por su libro “La caída de Bagdad”. Fernando García Mongay, el ciudadano oscense que ha puesto el Congreso de Periodismo Digital en el mapa del planeta, siente una pasión fetichista por las andanzas de los reporteros.

De ahí que publique “Un día con Jon Lee Anderson”, que se presenta mañana y que será el pretexto para un encuentro entre el norteamericano y Gervasio Sánchez en Ibercaja, a las 19.30.
García Mongay ha escrito un volumen de una rara intensidad: la historia de una fascinación que incluye un texto de Anderson acerca de sus seis horas por la sierra de Alcubierre, siguiendo los pasos de Orwell como si fuese “un viajero en el tiempo entre dos campos de batalla de la Historia”: Irak, de donde venía, y Huesca, donde pasó 100 horas inolvidables y donde percibió que los caracoles “son demasiado exquisitos”. (JON LEE ANDERSON, SEGÚN FERNANDO GARCÍA MONGAY)

* Este texto aparece en la sección "Cuentos de domingo" de "Heraldo". En esa web imprescindible que es Gistain.net, la enciclopedia de la vida encerrada en la red, puede descargarse el libro en PDF.


Colombia nos duele como la verdad del que no miente: Jon Lee Anderson le responde a CAMBIO...

CAMBIO: Usted prepara un trabajo sobre el presidente Chávez, ¿le ve algún aspecto común con el Che?

JON LEE ANDERSON: Por estar muerto, el Che se ha convertido en una especie de mártir, en ícono universal y paradigma de la revolución. Representa valores mitológicos.
Chávez, por su parte, se considera un revolucionario moderno con una política sincrética que combina nociones del socialismo con el pensamiento de Bolívar, y ve en Fidel Castro, compañero de lucha del Che, a su padre espiritual.
En este orden de ideas, Chávez se pinta como el sucesor de la obra revolucionaria de Fidel.

Pero Chávez no fue guerrillero.

Es verdad que no participó en una revolución para tumbar a un dictador, pero propició un intento de golpe de Estado para derrocar a un presidente, y eso lo hace menos romántico.

¿Qué opina sobre las declaraciones de Chávez en el sentido de que las Farc no son terroristas y su proyecto es respetable?

El mismo Chávez ha dicho que reconoce la afinidad con las Farc por su espíritu bolivariano, pero todos sabemos que el presidente Chávez no escoge muy cuidadosamente sus palabras. Sin embargo, su posición puede ser interpretada de dos maneras: como lo han hecho en Colombia en el sentido de que se desenmascaró en su apoyo a las Farc, pero por otro lado podemos decir que lo que está planteando es que, así sean terroristas, si las Farc quieren hablar de paz el Estado tendrá que llegar a acuerdos con ellas.

Como en el caso del IRA...

Sí, todos los Estados negocian con terroristas y uno ellos es Irlanda, que negoció con unos señores que ponían bombas y que después sacó de las cárceles.
El Estado colombiano va a tener que reconocer cosas que ha hecho en una guerra que no ha sido limpia sino muy sucia.

¿Se refiere al exterminio de la UP, a los vínculos de agentes del Estado con los paramilitares?

Sí, el Estado aniquiló a sus propios ciudadanos y quienes lo hicieron no están en la cárcel. Los paramilitares son criminales socios del Estado en la sombra.
Sólo cuando el Estado dé las garantías propias de un Estado de derecho, la gente que está en el monte podrá dejar las armas.

¿Justifica, entonces, la desconfianza de la guerrilla para negociar?

Mientras no haya un Estado completamente legítimo, habrá gente que no se sienta representada. Eso no legitima a las Farc pero el conflicto no puede simplificarse entre buenos y malos porque la guerrilla vive una realidad paralela.
En el monte, la gente hace lo que sea para sobrevivir porque uno puede pasarse la vida como el maoista más puro si tiene quién lo provea para vivir bien. Pero cuando eso se acaba, hace lo que sea para poder comer.
El desafío del Estado es reconocer esa realidad y crear espacios para que los que están armados puedan ver más allá del monte, así hoy sean vistos como narcotraficantes.

Toda guerrilla necesita respaldo popular para subsistir y las Farc lo perdieron, pero ahí están,
¿qué opina al respecto?

Eso del respaldo popular es relativo. Recuerdo que un guerrillero nicaragüense me contó que para matar al enemigo ellos encargaban a los más jóvenes de las filas, niños de 14 y 15 años, porque todavía no tenían plena conciencia y podían controlarles hasta el alma.
Y también me dijo que hay dos formas de hacer la guerra: a las buenas o a las malas, y que las dos funcionan. Es una falacia que una guerrilla sólo sobreviva con apoyo popular, también lo puede hacer con un régimen de terror.
No veo a Colombia distinta a Afganistán, porque allá los talibanes reclutan a los más jóvenes, lo mismo que aquí.

¿Manifestaciones ciudadanas como la programada para el lunes 4 contra las Farc sirven para algo?

No puedo pronunciarme sobre algo que no ha ocurrido, pero en España las marchas multitudinarias contra Eta, así los etarras hayan hecho armisticios temporales, no han llevado a esa organización a responder como la gente quiere.

¿Qué opina del proceso con los paramilitares?

No sé mucho sobre ese proceso y no sé si va a haber un límite para no tocar las fibras más profundas de la sociedad, como sucedió en España después de la guerra civil.
Sólo hasta ahora están desenterrando a sus muertos y reconstruyendo la memoria histórica.

¿Por dolorosa que sea, cree que la verdad es un imperativo?

Sí. Por ejemplo, países que vivieron guerras como Guatemala y El Salvador no se enfrentaron a la verdad y hoy son las sociedades más violentas del Continente.
El estrecho vínculo entre impunidad y corrupción deja heridas difíciles de cerrar. En Argentina aplicaron una ley de punto final y, sin embargo, hoy están siendo juzgados unos viejitos de 80 años que cometieron crímenes durante la dictadura militar.

¿QUIÉN ES JON LEE ANDERSON?

Nacido en Long Beach, California, este reconocido reportero de guerra y cronista, es autor, entre otros libros, de la mejor biografía que se ha escrito sobre el Che Guevara.

Nacimiento: California, Estados Unidos, 1951.Estado civil: casado, tres hijos.
Estudios: Filosofía, Ciencias Políticas y Sociología.
Cargos: cronista del New Yorker.
Libros: Che Guevara: una vida revolucionaria, La Caída de Bagdad, La tumba del León: Crónicas de la guerra de Afganistán, y Journeys in the Insurgent World.
Idiomas: Inglés y español.
Pasatiempos: pasear por las montañas con su perro.

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