Estaba estudiando en la Facultad de Ciencias Sociales de General Roca, y creía que como refundador de la JUP (Juventud Universitaria Peronista), se podía hacer un túnel del tiempo y viajar entre 1969, 1973 hasta el año de 1987 como si fuera una bala disparada por el arma de lo impensado. Estaba ilusionado con poder hacer un curso acelerado de referentes de la militancia histórica de la Argentina que olvida.
No recuerdo, quién me pasó el número de teléfono del estudio de Ricardo Carpani, lo anoté en una servilleta como si fuera un ticket de algún premio millonario. Viajabamos a Buenos Aires a la marcha convocada por Ubaldini y la CGT, y se sabía que iba a ser el paro más fuerte contra Alfonsín. Posteriormente la vidriera rota de Modart y los gases que llenaron Plaza de Mayo me lo confirmaron aquél día.
El viaje en tren (más de 30 horas...que maravilloso que era) partía de General Roca, y llegaba a Baires como si la nacionalización de los ferrocarriles en la época de Perón estuviera a la vuelta de la esquina. Poco había cambiado desde los ingleses, pero mucho iba a pasar con Menem que terminó aniquilándolos.
El recorrido porteño nos llevaría a la CGT, al compañero Raymundo Ongaro, a una entrevista con Germán Abdala, y por supuesto la casa/estudio de Ricardo Carpani. Le íbamos a decir que pintara un mural en nuestra Facultad como para justificar nuestro "cholulismo militante".
El hombre atendió el teléfono y una voz de ultratumba me dio la dirección para el encuentro. El lugar era oscuro, y viejo en su edificación, y tenía un olor a tiempo de suave olvido, que me obligó a pensar en gatos más que perros el ámbito donde se escondía el gran pintor.
Abrió la puerta del estudio, y lo primero que vi, era una sombra enorme que se relacionaba directamente con las pesas improvisadas que estaban en el suelo del estudio, cerca de una biblioteca con pinturas, y un cuadro a medio hacer (o boceto) de un mural que estaba preparando para el aeropuerto de Santa Rosa en la Pampa.
No recuerdo mucho el poco diálogo que tuvimos, porque lo que importaba era verlo entero, corpulento, y saber que era el Carpani de la CGT de los Argentinos.
Creo que nos tuvo contemplación, y nos permitio estar unos minutos como "perejiles universitarios que hacían revisionismo histórico", luego se dio una mueca en su rostro cansado pero vivo, y dijo la frase esperada:
"No puedo hacer ese trabajo por ahora, luego de mi viaje a España lo voy a pensar, pero tengo unos afiches que si quieren pueden llevar para los compañeros de Río Negro..."
Le pedí que los firmara con una dedicatoria, y el hombre no dudo. Le dije que los compañeros no se olvidarían de ese gesto. Por ser egoísta, me los deje conmigo, y posteriormente los perdí en una mudanza de divorcio...había crecido y dejaba atrás mis 19 años.
Una pequeña anécdota para no olvidar a un hombre grande de nuestra historia y nuestro arte. Un hombre militante de la vida y las convicciones: Simplemente Ricardo Carpani...
Dady Rubio
No hay comentarios:
Publicar un comentario